Así son los Viernes, se han convertido en un día desbordante de dulzura, risas, caricias, alegría, abrazos, miradas y emociones que nos llenan de nosotros mismos y del universo que danza entre nuestras manos. Me embeleso ante el potencial del grupo que me acompaña, ante su humanidad y pasión; reímos y me siento viva, latente y transformadora.
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